Resurrección
Esperé que me salvara el hombre. Que alimentara mi cuerpo y lo sanara, que lo hiciera hermoso, como el hombre mismo dijo que era la hermosura. Nada fue hasta que yo misma lo reclamé. Y fui saciada y sana y bella. Y caminé olvidando lo aprendido. Creí nuevamente en el otro. Que me colmara de felicidad y de alegría. Me encontré con la violencia, el genocidio y el engaño. Entonces fui triste… el recelo y la angustia se apoderaron de mi alma. Me alejé porque le creí carne, como decían los que lo vendían en el mercado. Interrumpí el camino, (duele la ruta si no llega a ningún lado). Me revolqué en el estiércol hasta impregnarme de su origen. Provoqué mi propio asco, mi desprecio, renegué de mi. Cuando ya no hubo ruido y había muerto la esperanza, aprendí a llorar con los animales, aspiré el verde, me reí con los niños: los vivos y los muertos Y allí, en una esquina olvidada de la más insignificante célula que me definía Encontré el Dínamo, la Fuente