¿Cuánto tiempo lo puedo tener?
Cada día que pasa confirma dos realidades contundentes. El amor duele y las lágrimas pueden ser amargas y dulces a un mismo tiempo. La piel se le desprende sin esfuerzos, dejando ver lo poco que queda de su carne, a la misma vez que el alma entra y sale de su cuerpo frente a los ojos que se niegan a aceptarlo. Mi padre disfruta calladamente de los pequeños momentos que él mismo propició. La visita de los hijos, a los que tanto ama y de los cuales se siente profundamente orgulloso. La risa abierta y ruidosa del bisnieto que en su inocencia ignora el llamado de silencio que le hacemos los adultos. El pequeño logro de una hija lo conmueve hasta el llanto. Mi libro, Papi, salió publicado. ¿Cuánto tiempo lo puedo tener? Pregunta, mientras lo estrecha contra su pecho. Todo el tiempo que quieras, es tuyo, nació gracias a ti y a Mami. Con dificultad lo lleva hasta sus labios y murmura un agradecimiento mientras sus ojos se inundan y los míos se desbordan. Hoy lloro ante su lucha: