El sabio de la familia
Ivanga tiene tres años. No besa a todo el mundo, como hace su hermano Miguelángel. Puede que te tire una trompetilla si no le agradas. No quiere ganarse un concurso de Bebé Simpatía. Dice que Dios vive dentro de él. Se señala la barriguita (que en una persona tan pequeñita quiere decir el corazón – imagino yo) y dice “aquí adentro”. Mientras viaja en mi guagua me pregunta ¿qué es eso achul? (queriendo decir azul) ¿Esto? le pregunto, mostrándole cualquier cosa. ¡No!, eso que esta detrás del pollito. Miro al pollito que me pintó y que guardo dentro de la visera, no veo nada “achul” detrás de él. ¿De qué me hablas, mira que puedo chocar si no atiendo al frente. “Fijate que sí , que es al frente, es eso que Dios pintó de achul”. ¡Ah! ¿te refieres al cielo, mi vida? ¡Sí el cielo es achul! Sentenció serio y con sus ojotes marrón avellana bien abiertos. Sonreí ante su sabiduría. No está seguro de cómo lo llamamos acá en la tierra, pero sabe Quién lo hizo.